"La vida se vive desde el amor o desde el temor, uno decide"
-¿Cómo se puede afrontar el cáncer cuando toca a un niño?
-Un
hijo es un regalo para crecer en conciencia y ser mejores personas,
pero no es un ser de nuestra propiedad. Por tanto, no se puede perder lo
que no nos pertenece. A lo largo de la enfermedad vamos trabajando esa
parte de la emoción de las familias e intentamos hacerles entender el
proceso de su hijo desde el para qué y no desde el por qué.
Y en esa pregunta se hallarán las respuestas. Mi hijo, por ejemplo,
vino para que yo me despertara y encauzara mi realidad. La vida se vive
desde el amor o desde el temor, son los dos pilares, y uno decide.
--¿Qué le proporciona la Fundación Andrés Olivares a las familias?
-Sobre todo amor, que es la esencia de todo.
-¿Cómo llegan estas familias?
-Llegan hechas papilla, la verdad. En las
primeras visitas a Urgencias por los cientos de síntomas que se pueden
dar, lo último que se piensa es en una enfermedad oncológica. Cuando los
ingresan en la cuarta planta se les viene el mundo encima, porque
relacionan inmediatamente cáncer con muerte, y aceptar en décimas de
segundo esto es un impacto emocional brutal, el mayor leñazo que te
pueden dar.
-Es ahí donde empieza su trabajo...
-Sí,
cuando llegan a Oncología hacemos una visita de cortesía para que sepan
que estamos ahí, pero hay que dejarles su espacio. Tienen que
reubicarse, empezar a asimilar la multitud de noticias que llegan, los
consejos de familias y amigos, las recomendaciones de internet. Lo
primero que pedimos es que no se metan ahí, porque es mucha información
en muy poco tiempo y en un estado de shock importantísimo, y no pueden asimilarla. Cuando se asientan vamos entrando poco a poco.
-¿Cuesta acercarse a ellos en esos momentos?
-A mí me es fácil porque yo pasé lo mismo. En muchos casos, son más ellos los que me buscan a mí.
-¿El apego a la vida nos impide vivirla realmente?
-El
apego a la vida nos impide vivir la muerte, que no es más que la vida.
Por eso, la mayoría de la gente vive muerta o muere en vida. Estamos
demasiado preocupados por el tener porque pensamos que somos lo que
tenemos y no es cierto. Nos da miedo perder lo que consideramos que nos
define.
-¿Tendríamos una existencia más plena de la vida con otro concepto de la muerte?
-Sin
lugar a dudas. Si tú eres un alma, si tu parte física es el disfraz que
te permite desenvolverte en este espacio, si no somos una parte humana
para vivir una experiencia espiritual, sino un espíritu para vivir una
experiencia humana, si le damos la vuelta al concepto no tendríamos
tanto miedo. En la vida hay que ser travieso, hay que disfrutar, lo que
pasa es que la gente no sabe disfrutar. Vivimos hacia delante y hacia
atrás y el ahora nos lo perdemos.
-¿Cuesta salir de nuestro estado de confort?
-Sí.
Preferimos estar mal toda la vida que dar el paso y saltar al vacío,
estamos asustados con el qué dirán, con las consecuencias, con el qué
haré o harán los otros.
-¿Cómo se afronta la pérdida en las familias desde la fundación?
-Bueno,
todo esto tiene sus fases, pero es verdad que las familias cada vez más
entienden la marcha de sus hijos de una manera muy diferente a la
mayoría de los seres humanos. El cáncer es una enfermedad larga y hemos
tenido mucho tiempo para poderlos acompañar e ir preparando para una
cosa u otra. Acompañamos en el proceso, sea cual sea el resultado,
porque es una enfermedad con unos altibajos tremendos.
-¿Tener a alguien que ha pasado por lo mismo es un apoyo fundamental?
-Ellos
necesitan cualquier apoyo, están muy desamparados emocionalmente.
Médicamente, tenemos un equipazo, pero esa parte de dudas, de necesidad
de llorar, de desahogarse... tiene que atenderse también. No se pueden
acumular emociones unas detrás de otras en una planta de Oncología que
son días y días de agarrarse a clavos ardiendo o recibir malas noticias.
Si todo te lo guardas explota por algún lado; normalmente, por una
enfermedad.
-¿Qué supuso el caso de Pablo Ráez?
-Siento
que fue un ser elegido para transmitir un mensaje, pero como lo son
todos estos niños. Pablo fue elegido para mandar un mensaje
importantísimo, que es el trasplante de médula. La gente no tenía ni
idea de lo que es la médula ósea ni lo que es un trasplante y hacía
falta que apareciese una figura que apoyara esto. Me pareció brutal. Lo
que ocurre es, como le pasó a mi hijo, que su físico no aguantó, tenían
que haber durado hasta la eternidad. Pablo ha dejado muchas huellas.
-¿Qué proyectos tiene?
-Estoy
montando un blog personal porque creo que ha llegado el momento de
despertar conciencias y, aunque sé que no soy nadie, sí creo que estoy
aquí para ayudar a todo aquel que lo necesite.
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